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Día de las madres en Cuba: historia, tradiciones y amor a la distancia

Publicado el 11 de mayo de 2025, por ajiaco.shop, en Historias

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Día de las madres en Cuba: historia, tradiciones y amor a la distancia

Amanecer en Cuba un segundo domingo de mayo. El aire se llena de saludos alegres y nostalgia suave. Desde temprano, las emisoras de radio ponen canciones dedicadas a mamá y muchos cubanos afinan la voz para entonar las mañanitas o la clásica “Madrecita del alma querida”, esa canción infaltable que resuena en más de un hogar cubano cada Día de las Madres. En las calles, el ambiente es diferente a cualquier otro domingo: hay un ajetreo especial de hijos llevando ramos de flores, familias preparando almuerzos y abrazos que se prolongan un poco más de lo habitual. Es un día de celebración profundamente sentido, en el que el amor y gratitud hacia las madres se desborda tanto en gestos sencillos como en grandes reuniones familiares.

Pero esta costumbre hermosa no siempre existió: hace poco más de un siglo, en Cuba no se celebraba el Día de las Madres. Fue en 1920 cuando surgió la iniciativa de dedicar un día exclusivo para honrar a esas mujeres insustituibles. En la localidad de Santiago de las Vegas, al sur de La Habana, un grupo de personas lideradas por el periodista Víctor Muñoz organizó por primera vez un acto público para homenajear a las madres, coincidiendo con el segundo domingo de mayo de aquel año. Cuentan que Muñoz incluso publicó una crónica titulada “Mi clavel blanco” en el diario El Mundo, el 9 de mayo de 1920, exaltando la figura materna. La idea prendió rápidamente en el corazón de los cubanos: al año siguiente se instituyó la celebración en la capital, y en 1928 se convirtió oficialmente en Ley Nacional que el segundo domingo de mayo sería el Día de las Madres en todo el país. Había nacido así una tradición que echaría raíces profundas en la cultura cubana.

Desde entonces, cada año mayo trae consigo un derroche de afecto y veneración. Nuestros abuelos recuerdan costumbres de antaño, como llevar un clavel rojo o blanco prendido en la ropa según si la madre estaba viva o ya había fallecido. Aunque esa tradición simbólica ya no se practica tanto como antes, aún hoy cientos de cubanos acuden a los cementerios este día para llevar flores y limpiar las tumbas de sus madres y abuelas, en un hermoso ritual de gratitud y recuerdo. No es raro que los camposantos, desde el Cementerio de Colón en La Habana hasta los más pequeños en pueblos del interior, se llenen de un mar de girasoles, gladiolos, rosas y claveles blancos depositados con amor y lagrimillas discretas. Al mismo tiempo, en las casas donde mamá ya no está, suele encenderse una vela junto a su foto, o sencillamente se guarda un minuto de silencio cargado de emoción. Es un día para honrar tanto a las madres presentes como a las que viven en el recuerdo.

Dia de las madres en Cuba, hija cubana junto a su madre

En los hogares de Cuba, la celebración suele concentrarse en un almuerzo familiar. Las familias hacen lo posible por reunirse, a veces viajando desde otras provincias para caer de sorpresa en casa de mamá o la abuela. Se cocina el plato favorito de la homenajeada –tal vez un buen ajiaco criollo, un lechón asado o lo que se consiga– y no faltan el arroz congrí, la yuca con mojo y algún postre casero. “La madre es lo más grande que uno tiene y hay que honrarla, incluso en los peores momentos”, dice un sabio refrán que recientemente repetía un joven habanero mientras hacía un gran esfuerzo económico por comprarle un cake de chocolate a su mamá. Y es que, aunque la situación económica esté difícil, los cubanos no han abandonado esta tradición de amor filial. Muchas veces no importan los sacrificios: ese mismo joven confesaba haber gastado buena parte de su salario en el pastel, “pero no me duele hacer el sacrificio por mi madre”. Historias similares se repiten en cada barrio: la hija adolescente que ahorra para comprar dos ramos de flores, uno para mamá y otro para la abuela que la crió; el hijo que aparece de improviso con una postal y un beso; los nietos que llegan cargados de dibujos infantiles y abrazos traviesos. Para las madres cubanas, el mejor regalo es, en el fondo, la presencia y el cariño de sus seres queridos, y de eso siempre hay abundancia en su día. Las risas, anécdotas y hasta alguna que otra canción criolla alrededor de la mesa terminan de dar forma a una jornada alegre, donde se reafirma el papel central de la madre en la familia y en la sociedad.

Sin embargo, no todas las felicitaciones pueden darse cara a cara. En los últimos años, muchas familias cubanas viven separadas por océanos y fronteras, y el Día de las Madres cobra un matiz agridulce para aquellos hijos y madres que pasan la fecha lejos unos de otros. La emigración cubana –dispersa por Miami, Madrid, Hialeah, Ciudad de México, Montevideo y tantos rincones más– hace que miles de hijos celebren este día con el corazón dividido: la alegría de ver prosperar a sus propias familias en tierras nuevas, mezclada con la nostalgia punzante de no poder abrazar a mamá en Cuba. En palabras de una emotiva canción urbana estrenada este año, es la “maldita distancia” la que duele y a la vez agiganta el amor por esas madres que esperan en la Isla. No son pocos los cubanos que confiesan que, para ellos, el segundo domingo de mayo es el día más difícil del año lejos de casa, precisamente por la carga emocional que conlleva. Aun así, buscan maneras de estar presentes desde la distancia.

El ingenio y el cariño traspasan cualquier frontera. Desde el exterior, los hijos cubanos madrugan para hacer llamadas internacionales y ser los primeros en felicitar a mamá; coordinan videollamadas aunque sea por unos minutos, para verla sonreír y decirle “¡Felicidades, te quiero!” a través de la pantalla con la voz entrecortada. Muchos envían audios de WhatsApp cantando las viejas canciones que mamá les enseñó, o rescatan fotografías de la infancia que comparten en redes sociales con dedicatorias que cruzan el Atlántico. Si las posibilidades lo permiten, hasta logran hacer llegar un ramo de flores o un regalito a la puerta del hogar materno, confiando en alguna mano amiga que entregue ese abrazo material en su nombre. Del lado de allá, en Cuba, esas madres reciben la llamada o el mensaje desde fuera y sienten un alivio dentro de la tristeza: “mi hijo no se olvidó de mí”. Y es que, aunque haya kilómetros de por medio, el vínculo entre una madre cubana y sus hijos es inquebrantable.

Al caer la tarde de este Día de las Madres, Cuba entera parece unirse en un mismo abrazo, uno tangible y multitudinario que atraviesa el tiempo y la distancia. Se ven madres exhaustas y felices, rodeadas de hijos, nietos y bisnietos, despidiendo el día con una taza de café y el corazón lleno. Y también hay madres que este año solo pudieron escuchar la voz de su hijo desde lejos, y cuelgan el teléfono con lágrimas silenciosas pero agradecidas. Unas y otras saben que comparten un sentimiento común: el orgullo y la dicha de ser madre cubana, de haber criado familias con tesón, amor y sacrificio, y de seguir siendo el pilar emocional de sus seres queridos sin importar dónde estén.

En Cuba, el Día de las Madres es mucho más que una fecha marcada en el calendario: es un símbolo de la unidad familiar y la gratitud que sobrevive a todas las dificultades. Ni la escasez, ni los apagones, ni la lejanía de un hijo emigrado han logrado apagar el brillo de este día. Cada mayo, las tradiciones se renuevan —las flores, las canciones, el almuerzo en familia, la visita al cementerio, la llamada transoceánica— y con ellas se renueva la promesa de amor eterno a quien nos dio la vida. Porque ser madre en Cuba es eso: es darlo todo sin pedir nada a cambio, y por eso honrar a mamá se ha convertido en una de las celebraciones más queridas y arraigadas en el alma del pueblo cubano. En cada rincón de la Isla, y en cada rincón del mundo donde late el corazón de un cubano lejos de su tierra, este día de mayo nos recuerda que el amor de madre trasciende cualquier distancia y que, pase lo que pase, siempre tendremos ese abrazo —físico o virtual— que nos envuelve y nos devuelve al calor de casa.

¡Felicidades a todas las madres cubanas, dentro y fuera de Cuba, hoy y siempre! equipo de ajiaco.shop